Nuestro estado emocional y nuestra claridad mental están estrechamente relacionados con la salud de nuestro hígado. Este órgano vital controla la libre circulación de energía y sangre en nuestro cuerpo, lo cual tiene un impacto directo en nuestra estabilización emocional. Un hígado sano nos proporciona juicio claro y decisiones firmes, generando acciones rápidas y consecuentes. En resumen, un hígado saludable es sinónimo de idealismo emocional.
Cuando la energía de nuestro hígado se bloquea, podemos experimentar estados depresivos. La cólera es la tendencia psíquica negativa que surge como reacción a esta depresión, y se manifiesta a través de crisis de irritabilidad, mal humor y violencia. Las crisis de cólera suelen ser reprimidas hasta que finalmente se liberan, resultando en erupciones emocionales intensas. Esta emoción se considera especialmente dañina, ya que afecta todas las funciones de nuestro sistema energético.
Diversos síntomas físicos pueden indicar un hígado afectado y sobrecargado: dificultades para asimilar alimentos, falta de apetito, dolores de cabeza después de comer, boca pastosa, lengua blanquecina o amarillenta, sabor amargo en la boca, hinchazón abdominal, acumulación de gases, náuseas, vértigo, piel amarillenta, cutis graso, acné, resfriados frecuentes, estreñimiento, heces de color amarillento o en forma de confites, insomnio en las primeras horas de la noche y dificultades para despertar por la mañana, picazón en la piel, caspa, caída del cabello, migrañas, dolores de cabeza en la nuca, síndrome premenstrual, fatiga muscular, edemas, calambres, mala circulación venosa, coloración verdosa en el rostro y los ojos, fobia a la luz, sensibilidad al viento, problemas de visión y afecciones oculares, así como una pérdida temprana de la vista. Todos estos síntomas pueden ser causados por un hígado fatigado y sobrecargado. Una dieta que mejora la salud hepática puede incrementar nuestra capacidad visual, y la presencia de dos líneas verticales entre las cejas puede indicar un hígado agotado.
Los desequilibrios biliares se asocian con rigidez de pensamiento, cólera, excesiva preocupación por los detalles, frustraciones y miedo hacia lo desconocido. Estos desequilibrios pueden paralizar nuestras decisiones y acciones. Algunos síntomas físicos relacionados con este desequilibrio son: dolores en las caderas, migrañas (principalmente en la sien derecha), sensación amarga en la boca por las mañanas, vómitos ácidos, tensiones en el hombro derecho, dolores en las articulaciones (especialmente en las rodillas), rigidez en el cuello, ansiedad e insomnio. Además, tanto la piel como los ojos pueden presentar tonalidades pálidas o amarillentas.
El hígado es el “maestro de la astucia y la acción”, mientras que la vesícula biliar es responsable de la “fuerza de decisión”. La salud de estos órganos determina nuestra capacidad para ser líderes y ganadores en la vida. Nuestra capacidad de previsión, es decir, de anticipar la realidad tanto interna como externa, depende en gran medida de la salud de nuestro sistema hígado/vesícula.
Antes de etiquetar a alguien como nervioso o estresado, ¿no sería más preciso considerar que esa persona podría estar intoxicada? Y antes de recurrir a la medicación, ¿no sería mejor desintoxicarnos en primer lugar?
Cuidar de nuestro hígado es fundamental para mantener un equilibrio emocional y mental óptimo. Prestemos atención a nuestras emociones y busquemos formas de apoyar la salud hepática a través de una alimentación saludable, ejercicio regular y técnicas de relajación. ¡Tu bienestar emocional te lo agradecerá!