Alimentación natural y energética, otra forma de comer
Los alimentos, además de ofrecer multitud de nutrientes, nos aportan su energía, pero no la de las kilocalorías si no la energía que han recibido durante su cultivo y la energía que poseen como seres vivos que son.
Desde esta perspectiva energética los alimentos nutren nuestras necesidades energéticas haciéndonos sentir más expansivos, más tranquilos, más activos, más relajados, más concentrados o más lúcidos. Así podemos decir que nos ayudan a completar otros requerimientos de nuestra vida, no sólo aportan calorías, vitaminas o proteínas, etc.
Observar a una humilde zanahoria con poderes relajantes puede parecernos extraño pero cuando nos adentramos en el conocimiento de los alimentos con esta nueva mirada se abre un mundo nuevo de posibilidades para poder intervenir en nuestro propio bienestar y en el de los que nos rodean.
La forma, el tamaño de las hojas, el color o la textura del alimento representan una fuente inagotable de beneficios. Pero no debemos olvidar que la manera de cocinar los alimentos va a influir en el resultado energético que obtendremos de ellos.
En las diferentes estaciones del año, cada una con su propia energía, vamos a utilizar formas de cocinar diferentes que modificarán sensiblemente la energía que el alimento posee. Es lo que se llama alquimia de la cocina.
Hay una forma de tratar los alimentos en función de la energía del ambiente. El invierno, el otoño y la primavera o el verano nos ofrecen una energía diferente y adecuar nuestra manera de cocinar y de alimentarnos a cada época del año nos hará sentirnos más en armonía con el entorno, que es, en definitiva, lo que se pretende con este tipo de alimentación.
Es importante tener en cuenta el factor energético de las estaciones para poder determinar cuáles son los alimentos que más nos van a beneficiar en cada momento.
En primavera, por ejemplo, cuando la energía es ascencente y la digestión más floja, conviene tonificar el centro del cuerpo con alimentos calientes.
En verano, sin embargo, la comida tiene que ser más ligera y fresca, debido al calor imperante.
En invierno, los alimentos deben ser más energéticos y mineralizados y, en otoño, más consistentes y sustanciosos.
Generar armonía produce resultados increíbles tanto para la salud como para la belleza. Te recomiendo que aproveches tu intuición y empieces a elegir los alimentos con esta nueva visión, seguro que no te arrepentirás.