Por qué comer, moverse y dormir van mejor juntos
Tomar mejores decisiones requiere trabajo. Hay un toma y saca diario, pero el esfuerzo merece la pena. Los amplios conocimientos que tenemos para prevenir el cáncer, las enfermedades cardíacas y otras enfermedades crónicas son asombrosos. Todos los días leo sobre nuevas ideas e investigaciones que podrían ayudar a alguien a quien quiero (o a mi misma) a vivir una vida más larga y saludable.
Lo que aprendo día a día también influye en mis innumerables decisiones diarias. Cada bocado de comida aumenta o disminuye mis posibilidades de pasar más y mejores años de mi vida. Media hora de ejercicio por la mañana hace que las interacciones sean mejores durante todo el día. Luego, una buena noche de sueño me da energía para afrontar el día siguiente. Soy una madre más activa, una mejor compañera y más me comprometo con mi trabajo cuando como, me muevo y duermo bien.
Lo que parecen momentos pequeños o intrascendentes se acumulan rápidamente. Cuando las buenas decisiones diarias superan a las malas, aumentan las posibilidades de envejecer con mejor salud. La vida en sí misma es un gran juego de superar las probabilidades. Tomemos, por ejemplo, estas cuatro enfermedades, en gran medida prevenibles: el cáncer, la diabetes, las cardiopatías y las enfermedades pulmonares. Combinadas, matan a casi 9 de cada 10 personas.
Los investigadores han calculado que el 90% de nosotros podría vivir hasta los 90 años con unas simples elecciones de estilo de vida. Es más, podríamos vivir libres de las enfermedades comunes que hacen que nuestros últimos años sean miserables. Incluso si tenés antecedentes familiares de enfermedades cardíacas o cáncer, la mayor parte de tu destino está bajo TU control.
Un estudio reciente sugiere que no se "hereda" la longevidad tanto como se creía. En cambio, la suma de tus hábitos determina tu duración de vida. La duración de tu vida depende más de cómo la vivís y menos de cuánto vivieron tus padres.
La realidad es que la mayor parte del riesgo en la vida reside en las decisiones que tomás, no en tu árbol genealógico.
Ningún acto por sí solo puede prevenir el cáncer ni garantizarte una vida larga. Cualquiera que te prometa algo tan absoluto es un fraude. Sin embargo, hay innumerables cosas que podés hacer para mejorar tus probabilidades de tener una vida más larga, más sana y más satisfactoria.
Empezar el día con un desayuno saludable aumenta tus probabilidades de que te mantengas activo en las horas siguientes. Esto te ayuda a comer bien durante todo el día. Consumir los alimentos adecuados y añadir actividad hace que duermas mucho mejor por la noche. Esta buena noche de sueño hará que mañana sea más fácil comer bien y moverse más.
Por el contrario, una mala noche de sueño amenaza inmediatamente las otras dos áreas. Esa mala noche de sueño hace que te apetezca un desayuno menos saludable y disminuye tus probabilidades de ser activo. En el peor de los casos, los tres elementos empiezan a actuar en tu contra, creando una espiral descendente que hace que cada día sea peor.
Nuevas investigaciones demuestran que abordar varios elementos al mismo tiempo aumenta las probabilidades de éxito, en comparación con el inicio de una nueva dieta o programa de ejercicio de forma aislada. Comer, moverse y dormir bien es aún más fácil si se trabaja en los tres en paralelo. Estos tres ingredientes para un buen día se complementan entre sí. Cuando estos elementos funcionan juntos, crean una espiral ascendente y días progresivamente mejores.
Si hoy comés, te movés y dormís bien, mañana tendrás más energía. Tratarás mejor a tus amigos y a tu familia. Lograrás más en el trabajo y darás más a tu comunidad.