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Te estás planteando mejorar tu alimentación, y no encontrás la punta del ovillo?

Te estás planteando mejorar tu alimentación, y no encontrás la punta del ovillo?

Ya te diste cuenta de que lo que comes está directamente relacionado con tu humor diario y con tu calidad de vida.

¿Te estás planteando mejorar tu alimentación, y no encontrás la punta del ovillo?

Ya te diste cuenta de que lo que comes está directamente relacionado con tu humor diario y con tu calidad de vida.

Sé que puede ser abrumador iniciar cambios de alimentación, pero no desistas. Hay mucha información ahí afuera, y muchas veces contradictoria.

En alimentación, hay muchas teorías, enfoques y orientaciones. Recordá que la nutrición es la única ciencia en la cual dos enfoques opuestos, en un momento dado, tengan razón.          Lo más importante es que pruebes y hagas un hábito de aquello que te haga sentir bien.  Que incorpores lo que te haga mejorar tu calidad de vida.

Observo como por temporadas se ponen alimentos de moda, las semillas de chia, el coco, la avena, las bayas goji, espirulina….  Y quizás pensás que introduciendo gran cantidad de estos alimentos en tu alimentación cotidiana todos tus problemas se van a solucionar. 

El arte de una alimentación orientada a la salud está en la variedad y en el sentido común. El equilibrio en un conjunto de hábitos alimenticios y de estilo de vida. ¿De qué nos sirve comer superalimentos si el resto del día lo llenamos de azúcar, o comidas provenientes de rotiserías? Y encima estamos de mal humor, y frustradas?

También es muy importante adaptar nuestra alimentación a nuestros objetivos particulares. Ya que no se alimentaría igual un deportista, que una mujer en la menopausia, una mujer lactante o un niño.

¿Por dónde empezás, entonces?

Lo primero, primerísimo, es tener en claro que es lo que querés lograr, para qué lo querés lograr y visualizar cómo te vas a sentir una vez que lo logres.

Lo mismo sucede cuando planificas un viaje, definís el destino, ya que no es lo mismo un viaje de trabajo que un viaje por placer, y en ambos casos sabes, que tenés que hacer y cómo te vas a sentir a cada paso, o como te querés sentir a cada paso...

Otro punto muy importante es hacerlo paso a paso. Si hacemos un cambio radical de un día para otro, es más difícil adquirir hábitos nuevos. Es mucho más útil “inundar” tu alacena de los alimentos que consideres saludables, para ir incorporándolos de a poco, en vez de tirar todo lo que tenés de una vez.

¿Cómo empezar esta sustitución?

Una de las cosas más importantes es la calidad de los alimentos que ingerís.  Es un aspecto básico.

Tu nueva compra que sea 100% de alimentos orgánicos. No compres tus alimentos en el súper. Si en almacenes orgánicos, verdulerías y pescaderías.

1.-Reducí o evita lo más que puedas las comidas de rotisería, reemplázalas por bowls de ensaladas con quínoa y lenteja, por ejemplo, un par de veces por semana, o por unas veggie burguers.

2.-Azúcar. Cuando te aparezcan las ganas de dulces, usa los de alta calidad como la miel de cereal para endulzar, y hacer postres con ella. Frutas secas, como dátiles, orejones, chocolate al 80%

En mi blog, en el apartado recetas, hay varias recetas que te pueden acompañar en esta transición.

3.-Embutidos y carne. La carne procesada tiene demasiados químicos y deja un residuo ácido. Incorpora una legumbre por semana, así al cabo de un mes ya tenés 4 variedades en tu cocina.

4.-Reducí las harinas refinadas y bollería de panadería que están cargadas de azúcar y grasas de mala calidad.

5.-Eliminá los cereales refinados y sustitúyelo por cereal integral en grano: yamaní, quínoa, avena, cebada, fideos de harina integral

6.-Eliminá grasas saturadas y grasas trans. Usá aceites de primera presión en frío como el de oliva, o el de sésamo.

7.-Reducí o elimina los lácteos lo más que puedas. Reemplázalos por yogures de soja, coco, avena. O por quesos vegetales.

8.-Busca conectarte con la cocina, de a una receta nueva por vez, investigando ingredientes y condimentos nuevos, déjate sorprender y sobre todo, diviértete en el proceso, permitiéndote que las recetas no te salgan perfectas.

9.-Cuando estés por   comer, mastica cada bocado saboreándolo. Sé que al principio cuesta un poco, pero te aseguro que se nota la diferencia.  En otras palabras, cuando cocines, cocina, cuando comas, come, es decir, estate ahí, en ese momento, no haciendo 20 cosas a la vez. ¡Apaga el celu, por favor!

Espero que estos pasos te sirvan de ayuda para iniciar y sostener el cambio en la alimentación (y en tu vida) que estás anhelando.

 

Ya te diste cuenta de que lo que comes está directamente relacionado con tu humor diario y con tu calidad de vida.

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