El ejercicio por sí mismo no es suficiente.
Ejercitarse tres veces a la semana no es suficiente. Lo que te mantiene sana es estar activa a lo largo del día.
Durante siglos, nuestros ancestros pasaron buena parte de su día de pie, moviéndose de un lado a otro. Desde los días en que cazaban animales salvajes a la época más reciente en la que trabajaban en granjas, un día de trabajo normal consistía en realizar trabajo físico.
En el siglo pasado esto cambió de forma dramática. En promedio en un día normal pasamos más tiempo sentadas (9.3 horas) que durmiendo. El cuerpo humano no está hecho para eso. Esta tendencia contribuye a la obesidad y la diabetes, que representan un problema de salud pública grave. Cuidar la dieta y hacer 30 minutos de ejercicio al día no serán suficientes para compensar tantas horas sentado.
En mi infancia mis días estaban repletos de actividad física. Pasaba buena parte del día paseando al aire libre con amigas, jugando en mi patio a la escondida o trepando arboles. Al hacer memoria, no me sorprende haberme sentido tan bien y haber tenido energía inagotable. La mayoría de mis horas despierta transcurrían en movimiento. Por eso cuando empecé a trabajar de tiempo completo me llevé una sorpresa desagradable. De repente me encontré buena parte del día sentada, quieta.
En mis mejores días hacía ejercicio una hora en un gimnasio, es decir, puertas adentro. Caminaba otra hora entre mi casa y la oficina. Si sumamos ocho horas de sueño, las 14 horas restantes transcurrían sentada en una silla, coche o sillón. No era exactamente el estilo de vida activo al que había estado acostumbrada antes de iniciar un trabajo de oficina. Reducir esta inactividad crónica es todavía más esencial que hacer ejercicio vigoroso durante periodos breves.
Cuando científicos de los Institutos Nacionales de la Salud monitorearon a 240,000 adultos durante una década, descubrieron que el ejercicio en sí mismo es insuficiente. Incluso siete horas a la semana de actividad física entre moderada y vigorosa no era suficiente para mantener a la gente con vida. Entre el grupo más activo del estudio, quienes se ejercitaban más de siete horas a la semana y aquellos que pasaban más tiempo sentados corrían un riesgo 50 por ciento mayor de morir de cualquier causa.
El riesgo de morir de enfermedades cardiacas también se duplicaba. El ejercicio ayuda, pero no revierte varias horas de estar sentado. Sin embargo, al repasar un día cualquiera, es fácil identificar cómo se acumulan los lapsos prolongados de inactividad. El reto es analizar cada una de estas situaciones.
Calculá cómo añadir un poco de movimiento a tu rutina o por lo menos, intentá pasar menos tiempo sentada todos los días. Existen literalmente cientos de momentos durante el día en los que es posible incorporar un poco de movimiento. Yo intento caminar unos pasos, aunque sea cada hora. Uso un smart watch para monitorear mi movimiento a lo largo del día y trato de llegar a los 10000 pasos.
Me contás como te activas?