Cómo medir tu progreso (cuando querés perder peso) sin tocar ni mirar una balanza
Ya conoces las reglas, ¿verdad?
Pesate siempre a primera hora de la mañana. No comas ni bebas nada antes. Andá al baño primero. Si has ganado un kilo, probablemente sea porque estás con el síndrome premenstrual o reteniendo agua... o porque has ganado músculo.
Una de mis clientas bromeó diciendo que su balanza marca un kilo menos si la mueve a la esquina opuesta de su baño.
Este juego mental es una total pérdida de tiempo.
En este artículo voy a compartir 8 maneras de medir tu progreso - y medir la eficacia de tu estilo de vida - sin tener que "pesarse" de nuevo.
Sí, estamos hablando de alcanzar esos objetivos de pérdida de peso, pero los resultados de CUALQUIER plan de alimentación se pueden medir de esta manera. De lo contrario, incluso los progresos a corto plazo pueden dar lugar a retrocesos a largo plazo.
¿Disfrutás de la comida?
No quiero escuchar un sí a medias. Y no quiero que digas que "disfrutas" de tu comida en el sentido de que disfrutas pensando que te hace más saludable y te da la energía que necesitas para tus días.
Quiero saber... ¿es tu comida deliciosa? ¿Satisfactoria? ¿Es rica?
Porque si no es así, en primer lugar, es posible que te falten nutrientes clave y que estés haciendo mal todo esto de la pérdida de peso.
Y en segundo lugar, si no disfrutas de tu comida, tu plan de alimentación se desmoronará a la primera señal de pizza.
Así que contame, en una escala del 1 (asqueroso) al 5 (increíble) ¿cómo estás disfrutando de tu comida?
¿Cómo te sentiste al levantarte esta mañana?
¿Con energía? ¿Aletargada? ¿Y a mitad del día y por la noche?
Tus niveles de energía deberían ser relativamente estables y uniformes durante todo el día, con un descenso natural de energía antes de acostarte.
Si eso es lo que estás empezando a notar -y no estás dependiendo de la cafeína o de la mateína- es una muy buena señal de que la forma en que estás comiendo te está funcionando.
¿Cómo se mueven las cosas... ahí abajo?
Te contaré una historia divertida. Uno de mis hermanos, bendito sea, una vez empezó a tomar un sustituto de comida en polvo en lugar del desayuno y la comida. Esto duró un tiempo.
(¿Qué? ¿Esperabas que escuchara a su hermana y comiera comida de verdad?)
En los meses siguientes, experimentó más casos de diarrea, constipación y náuseas que nunca en su vida.
Una digestión adecuada significa tener una evacuación cómoda al menos una vez al día, sin tener que correr al baño, o no pasar por ahí en tres o cuatro días.
Por supuesto, incluso los cambios saludables, como comer más fibra, pueden provocar molestias digestivas temporales.
Pero si estos problemas persisten, es un signo revelador de que tu cuerpo no está contento y tu dieta no te está funcionando.
¿Cómo está tu estado de ánimo?
La conexión entre la comida y el estado de ánimo es muy fuerte. He tenido clientas que me han dicho que sienten más paciencia, calma y menos rabia en el día a día como resultado de cambiar su alimentación. Es una diferencia notable.
Por otro lado, las personas que hacen la clásica "dieta" tienen fama de estar malhumoradas y molestas porque sienten hambre y privación.
Una dieta que equilibre tu cuerpo, equilibrará tu mente y te llevará a ser más feliz. Prestá atención a cómo te sentís y hacé un seguimiento de cómo cambian las cosas con el tiempo.
¿Sufrís los síntomas del síndrome premenstrual o de la menopausia?
Sé qué podés estar pensando... "¿Desde cuándo hacer dieta tiene que ver con el SPM?".
La causa fundamental del aumento de peso (o de la pérdida de peso persistente) es la inflamación. Y la inflamación también está relacionada con el desequilibrio hormonal. Tres problemas comunes son la resistencia a la insulina, la tiroides baja y los niveles altos de cortisol.
Por lo tanto, si notás que tu síndrome premenstrual se ha calmado... aunque el peso no haya bajado todavía... estás en el buen camino.
¿Cómo dormiste?
El sueño, al igual que tu periodo, es cíclico. Prestar atención a estos patrones es una buena manera de saber si tu cuerpo está equilibrado o no.
¿Te dormís con facilidad o te quedas mirando al techo? ¿Das vueltas en la cama toda la noche o dormís profundamente? ¿Cuántas horas?
Una alimentación adecuada ayudará a tu cuerpo a dormir bien. Y a la inversa, he aquí un secreto poco conocido...
Dar prioridad al sueño te ayudará a reducir los antojos y a regular su apetito. Es una ganancia doble!
Mostrame tu cara.
Tu piel es el órgano más grande de tu cuerpo... y el único que llevas por fuera. Podés aprovechar sus señales visuales.
Las afecciones de la piel, como el eczema, la rosácea y la psoriasis, pueden ser provocadas por intolerancias alimentarias. El acné apunta a un desequilibrio hormonal. Y la piel seca y sin vida puede deberse a una falta de nutrientes.
En otras palabras, si tu alimentación no es del todo correcta, se nota en tooooda tu cara.
¿Cómo te queda la ropa?
Aunque los kilos no varíen, la composición de tu cuerpo puede cambiar drásticamente. Por eso tu placard puede ser una forma realmente eficaz de medir tu progreso.
¿Te aprietan los jeans? ¿O se abrochan fácilmente?
¿Tu vestido se amontona o tiene una buena caída?
¿Volvés a usar esa ropa del fondo del placard?
Hacé un pequeño desfile de moda y compartilo en los cometarios.
Un enfoque holístico es lo que mejor funciona.
Aceptalo. La mayoría de las personas que pierden peso con dietas vuelven a engordar... y algo más. Así que si solo medimos el éxito con una balanza, al final fracasamos.
En lugar de eso, empezá a mirar el panorama completo y encontrarás formas de aportar equilibrio a tu cuerpo y a tu vida. Es entonces cuando tu cuerpo encuentra su peso ideal, sin esfuerzo.